En la tematización de una boda el abanico es muy amplio y siempre hay que tener en cuenta los gustos y aficiones de los novios. ¿Coleccionan algo? ¿Tienen algún hobby? ¿Han hecho un viaje a un país que les ha gustado o llamado en especial la atención? ¿Colores?…
Una vez tengamos claro sus gustos podremos personalizar su boda, abarcando todos los detalles, desde las invitaciones hasta la decoración de mesas durante la cena, el cóctel, el menú, la música, el ambiente del lugar e incluso ¿porqué no? alguna actuación o actividad relacionada con el tema del evento.
La pareja puede decidirse por tener una boda primaveral, oriental, chillout… o una fiesta con atmósfera new age, clásica, barroca. Aires de Tailandia o África, ambientes que evocan una Haima marroquí… Y el abanico se sigue abriendo a la creatividad e ilusiones de los novios.
Es fundamental a la hora de elegir el menú de la boda la “degustación previa”; en ella se prueban varias opciones hasta seleccionar adecuadamente los platos preferidos: cóctel, entrantes, pescados, carnes, sorbetes, postres y, por supuesto, el vino con el que maridar estos exquisitos platos.
Debemos tener en cuenta que casi siempre entre los comensales hay personas que requieren “menú especial” como celiacos, vegetarianos, alérgicos a determinados alimentos, etc. De esta forma cuando llegue el día de la boda se sentirán totalmente integrados y degustarán un estupendo menú realizado a medida.
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