El estilo de una boda suele encontrarse entre los términos formal o informal. En las celebraciones más formales, la experiencia de un wedding planner resulta de mucha ayuda durante los preparativos del gran día, así como en cada momento del desarrollo de la ceremonia.
Los novios suelen cumplir con un protocolo clásico y sobrio, con elegantes invitaciones en sobre lacrado, elección de cuarteto sinfónico además de seleccionar la música que bailarán los novios.
El banquete cuenta con un servicio de catering elaborado y cuidadosamente maridado con vino y champán. Será servido en mesas decoradas para la ocasión con delicada mantelería y ambientación acorde del lugar.
Un punto importante a tener en cuenta es la distribución de los invitados para que tengan intereses en común y puedan disfrutar de una amena conversación.
Para recepciones de día, es apropiada una decoración campestre en colores cálidos, vivos, con muchas flores y arreglos frutales, que hagan juego con el paisaje y los jardines. Para la noche, velas, candelabros y/o antorchas crearán una ambientación romántica y de ensueño.
Una tendencia muy en auge es la del diseño de tartas de boda con combinación de colores sobrios -por ejemplo, marfil y negro- o más exclusivos -como la explosiva fusión de turquesa y chocolate- primando el sabor y la calidad de un relleno exquisito. Minitartas a juego con la tarta para la mesa principal, en forma cuadrada o redonda con detalles en oro y plata comestible o imitando el fino encaje del vestido de la novia son algunas de las propuestas más solicitadas.
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